él es tan tonto e infantil a veces, cuando no está hablando de básquetbol, su iq se reduce considerablemente ¡pero eso es lo que también lo hace tan lindo! bonita cara tonta, estúpido, mi hermosa pantera tonta que me gusta tanto y adoro ver. sinceramente no creo amar a otro personaje como lo amo a él. los hechos sobre él que me parecen más divertidos y significativos son:
cuando kise ganó contra el imbécil de haizaki shōgo, aomine inmediatamente se dio cuenta de que kise corría peligro y fue el primero en lanzarse en protegerlo, incluso arriesgó su lugar en futuros torneos golpeando a haizaki.
lo único que no me gusta de este hombre es que cuando llega al límite, tiende a cerrarlo todo y dedicarse a almacenar malestar. pero, personalmente, no creo que se le deba percibir como alguien a quien se debe «salvar», su caracterización no debe ser limitada a la de una «pobre víctima de su propia grandeza», porque su narración no está escrita para que sea curado con el amor de alguien. él al final tenía razón en algo: «el único que puede derrotarme soy yo», el único responsable de su «caída» fue él, y también el único responsable de su redención. aunque estuve a punto de golpear muchas bocas cuando comenzaron a llamarlo «monstruo» por ser muy bueno en el deporte que ama, lo que le abrumó bastante afectando directamente a su sentido de la competencia y diversión, por supuesto que crearía una enorme brecha entre él y los demás, dándole paso a su creciente apatía. esto no quiere decir que no se le pueda compadecer, sólo que no creo que deba romantizarse. si lo reducimos a lo estrictamente necesario, lo más doloroso para aomine parece ser que, al superar a todo el mundo sin invertir ninguna pasión real en el juego, se ha convertido en todo lo que antes detestaba: una persona que no respeta el baloncesto, porque el baloncesto no le ofrece nada que respetar a cambio.
cuando por fin fue derrotado, no soltó una rabieta, en cambio, por fin sintió que podía descansar en paz. admitió en líneas que su derrota le había resultado más dolorosa de lo que había imaginado, reconoce que vivirla fue una experiencia agridulce, demostrando que a ese joven idealista del baloncesto nunca lo mató, sólo lo encerró en un archivo de su mente al que no quería renunciar por completo.
¡escribe su propia autobiografía! me imagino sus escritos, suele llegar a ser torpe en cualquier otra cosa que no sea básquetbol, así que probablemente la estética de su letra no sea la más gratificante a la vista; faltas de ortografía, demasiadas, en ocasiones te frotas los ojos con frustración sin la capacidad de comprender cómo es que no ha sabido escribir esa palabra correctamente. pero al leer te das cuenta de que en sus textos hay mucha autoconciencia, poder y sentimientos absolutos; demuestra sensibilidad y que no es ajeno a las emociones y consecuencias de sus vivencias. lo amo demasiado, mi pequeño tonto pedazo de cabrón.